Con una tasa de paro tan alta como un 40 por ciento de la población activa muchos de ellos parados de larga duración, el colapso social es prácticamente inminente. A lo largo de los años se ha ido arrastrando y empeorando la situación. Esto implica una caída tremenda del consumo, una bajada de los precios de los alquileres, porque hay muchos locales en venta por todas partes, en alquiler sin posibilidad de ocuparlos, y se ha reducido el entramado empresarial hasta la mitad prácticamente.
Con unas posibilidades prácticamente nulas de conseguir montar una empresa con éxito ya nadie se atreve a emprender dentro del mercado legal, y los inversores se guardan para sí su dinero en vez de arriesgarlo en una economía en standby.
La economía sumergida representó un 60% del Producto Interior Bruto español en 2019. Son estimaciones porque la verdad es muy difícil de conocer con precisión.
La sociedad sufre mucho y está al borde inminente del colapso; lo raro es que hasta ahora no haya habido aún mayores conflictos sociales.
Las ciudades poco a poco se están desmantelando, (no hay más que ver que ya nada funciona en ellas), y la gente tiende a vivir en núcleos urbanos más pequeños como pueblos y aldeas granjas. En el campo es más fácil sobrevivir cuando ocurre el colapso de la civilización.
Las ciudades son sólo una sombra de lo que eran hace 20 años, especialmente las grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao, Zaragoza... parecen ciudades propias de películas post apocalípticas y de pandilleros del Bronx.
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