La propiedad privada ya no es lo que era. No toda la gente respeta ya las posesiones de los demás. ¿Para qué? Muchos se sienten legitimados a robar, saquear y llevar a cabo actos de vandalismo, porque los propios líderes políticos del país empezaron predicando con el ejemplo; cuando hay que comer y depende de la supervivencia el entrar, el allanamiento y no respetar la propiedad privada, esto es más fuerte que cualquier institución o regla social.
Ya no es el tema retóricas comunistas trasnochadas como "la tierra para quien la trabaja", "todo para todos", "cada cual en función de sus capacidades, a cada cual según sus necesidades". Es más bien el sentido de supervivencia práctico de la ley de la jungla y si no lo robo yo, otro se lo quedará. Es la tragedia de los comunes y el free rider como modelo social. Todo empezó con la decadencia de la propiedad intelectual con las descargas de internet, y cuando con la crisis no hubo más dinero ni crédito siguió la propiedad privada.
La propiedad privada que se creó hace milenios (quizás a la vez que la agricultura) para proteger a aquellos que tuvieran algo y qué es la base de la civilización y las ciudades desde la llegada del hombre sedentario ahora se encuentra en crisis.
Por supuesto existen métodos cada vez más salvajes de defender la propiedad privada y que muchos implementan por su cuenta y riesgo. Y métodos también más salvajes de transgredirla y obtener lo que el otro tuene. El ser humano se brutaliza y esto crea una escalada de violencia cada vez más acelerada y ascendente.
Sin entrar en la moralidad de todo esto, algunos han optado por no poder tener nada o más bien se han visto obligados a no tener nada. Otros han ido acumulando por suerte, buenos contactos o buena estrategia política.
Al final se ha creado una situación de desigualdad como no existía desde hace mucho tiempo, y que no debería existir en una sociedad para llamarse avanzada, civilizada, de la abundancia, cómo se nos vendió durante el capitalismo consumista del siglo XX y comienzos del XXI.
Por otro lado, como tampoco existe ya prácticamente el estado de derecho y la justicia se ha encarecido mucho (desde la subida de tasas de Gallardón), ya sólo la pueden pagar unos pocos, y muchas disputas se resuelven tomándose la justicia por su mano, o según el grado de civilización de los individuos en duelo a muerte, a veces a lo grabado de Goya: Muerte a garrotazos.
Muchas veces ante la duda, por ejemplo en casos de disputa de posesión por herencia, el que llega antes y ocupa es el que impone su voluntad al resto de herederos, conquista y arrasa, muchas veces dejando a los demás participantes que tenían igual derecho fuera y sin nada, sin posibilidad de expulsarle de la propiedad, y para deshacer jurídicamente los problemas causados hay que pagar muchísimo dinero, y sin garantías de vencer. Por ello la única justicia posible que queda para muchos es la autojusticia.
Y aquellos exiliados de su familia o que han caído en desgracia pierden todos sus derechos, como Felix, y no les queda nada.
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