jueves, 1 de agosto de 2013

Bipartidismo en democracia oligopolio marca A o B

Bipartidismo en democracia es como oligopolio marca A o B y al final las dos opciones son iguales.

El bipartidismo que socava la democracia sin que tú te des cuenta continua casi inalterado hasta 2020, destruyendo o al menos desprestigiando enormemente este sistema.

Desde hace varias generaciones existe un consenso partidista de dos partidos políticos en el Gobierno de España, PP y PSOE; cuándo uno se agota llega el otro partido al gobierno, y mientras ese partido está en el poder el otro se pone el disfraz de oposición, acomete las reformas necesarias, se "renueva" para volver a hacerse capaz de gobernar.

Estos dos partidos mayoritarios cuentan con mucho más apoyo, mucha más propaganda (financiada por partes interesadas para que luego legislen a su favor), y también muchas más ventajas debido a que el voto de sus votantes cuenta mucho más (debido a la injusta ley electoral) de manera que no pueden competir en situación de igualdad con otros partidos más pequeños.

Por eso la única manera de la llegada de otros dos partidos al poder sería un cataclismo similar al que se está produciendo en los últimos años, y aún así parece siempre que el tercer y cuarto partido van a suplantar al primer y segundo mayoritarios pero nunca llegan a conseguirlo.

Esto al final nunca ocurre y lo que podría traducirse en una promesa de cambio nunca se materializa.

Además, a pesar de los casos de corrupción y las acusaciones mutuas de políticas ineficaces esto es puro teatro, porque los políticos pertenecientes a cada uno de los partidos, fuera del gobierno son amigos que hacen actividades juntos los fines de semana. Se podría decir que sólo hacen teatro para las masas.

Se podría decir que hay una especie de honor entre ladrones, y los casos de corrupción no son investigados más allá por el siguiente gobierno que viene, por una especie de acuerdo tácito secreto entre los dos partidos de no herirse mutuamente más de lo necesario. Si alguno tira de la manta más de lo necesario y el equilibrio se rompiera, podría significar el fin de todo este ciclo de simbiosis y producirse un verdadero cambio.

Este es uno de los objetivos del vigilante: cambiar la dinámica del sistema introduciendo muchos elementos caóticos en la maquinaria para provocar un cambio total de gobierno hacia un nuevo sistema político más racional y efectivo.

Por supuesto los interesados en mantener el estatus quo tratarán de impedirlo a toda costa, a cualquier precio.

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